viernes, septiembre 01, 2006

Microsoft: La tiendita del horror

Para los pocos que no vieron las varias versiones de la película, no vieron el musical y nadie nunca se las contó, aquí va un pésimo resumen: es la historia de un nerd de la botánica que descubre que una de las plantas que cruzó para el local donde trabaja se alimenta de sangre. La alimenta con su propia sangre y la planta exótica atrae a mucha clientela y genera mucho dinero y fama. La planta que crece necesita alimentarse de más sangre y le sugiere al pobre Seymur que mate gente para darle de comer. La planta se come a todos.

Encontré un mejor resumen en la wikipedia http://en.wikipedia.org/wiki/The_Little_Shop_of_Horrors

Más allá de mi descolorido relato, me pareció que este bello musical se parecía mucha a la historia de Microsoft y el tendal de cadáveres que ha dejado a su paso.

Estoy hablando de competidores y socios de Microsoft, que murieron en el camino a pesar de haberla ayudado en un principio a perpetuar sus ventas. Cuando Microsoft ataca a sus competidores en el terreno de los sistemas operativos lo primero que dice es: Microsoft tiene muchas mas aplicaciones. Y saca una lista enorme de proveedores de software muchos de los que... han muerto en sus manos.

El problema es que Microsoft pretende hacer TODO el software que el noventa por ciento de sus clientes usa en sus computadoras. Todo. La competencia es dura, y si no ofrece todo lo que tiene que ofrecer, Microsoft pierde la batalla de los sistemas operativos. Pero también consume el oxígeno que debería cuidar y multiplicar, y que mueve el negocio a largo plazo: las empresas que libremente y por interés comercial prolongan el uso de un sistema base agregándole funcionalidad.

No, este no es un blog en el que ataco a Microsoft. Este es un blog en el que diagnostico que Microsoft tiene una enfermedad mortal y que posiblemente debería recurrir a una medicina de código abierto para subsitir. Hace muy poquito Microsoft publicó una docena de leyes que ha puesto para su propia compañía y todas hacen referencia a dejar vivir en paz a los demás. Si esas leyes pudieran hacerse realidad las cosas mejorarían para todos.

Pero al mismo tiempo tiene que salir a competir en absoultamente todos los frentes. Al mismo tiempo dejó salir la noticia de que prepara un iPod killer, un producto con el que desea destronar a su competidor, Apple, en la batalla de la música portatil. Teme, con razón, que la gente contagiada por el buen desempeño de su reproductor de multimedia se asome al Mac OS/X y deje el Windows XP que es sinceramente inferior. El Vista Windows se retrasa cada día más, o se recorta su funcionalidad, y cada día se duda más de su éxito: es muy demandante de recursos, y bastante caro.

Le costó muchísimo dinero desarrollarlo, porque trató de reescribir su antiguo código que no resiste más, y le costó mucho más porque tuvo que volver al viejo código de Windows y tirar a la basura -literalmente- multi-millonarias horas/desarrollador para terminar en otro maquillado anciano que tropieza con sus propios pies. Es como si una empresa no pudiera jubilar a un fiel empleado, y lo presentara como el nuevo empleado a sus accionistas, disfrazado y con muchas cirugías estéticas.

Steve Jobs, CEO de Apple, presentó a Leopard, la nueva versión de su sistema operativo que lanzará simultáneamente con Microsoft. En algunas banderas se leía jocosamente "Leopard, Vista 2.0" haciendo una alusión bastante justa a que su sistema actual ya tenía todo lo que el Vista ofrecerá y que esta nueva versión lo supera ampliamente.

Ahora que el mundo empieza a usar las computadoras para hacer negocios reales y depende de ellas para sobrevivir, no puede sostener a Microsoft y sus prácticas monopólicas que son la base de su negocio. Aunque a la sombra de su monopolio, sus productos no se desarrollaron en buenos términos y son mediocres, la verdadera razón es que Microsoft no puede dejar de traicionar a sus socios, y este modelo comercial no funciona a largo plazo.

El final de Seymour no es otro que morir a manos de su propia invención que le dijo una vez más que el que a hierro mata, a hierro muere.